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EL EXTRAÑO PODER DE LAS ALGAS

Del mar al plato sólo hay un paso, pero las algas están lejos de haber dicho su última palabra. ¿Y si se cuelan en tu futura ropa, en las carreteras o incluso en el depósito de tu coche? Ya se sabe que estos organismos vivos son una trampa de carbono, pero tienen muchas oportunidades para luchar contra el calentamiento global. El día de mañana, las algas estarán por todas partes y podrían encontrarse también en los medicamentos o sustituir al plástico.

¡Y sí! Algunos recuerdan las plantas que perturbaron su descubrimiento del fondo marino y sus paseos por la orilla del mar, por no hablar de los seres vivos que proliferan cuando hace calor, pero la ciencia tiene reservado un destino completamente diferente para las algas tal y como las conocemos hoy, con un negocio en auge. 

Los científicos han identificado más de 10.000 especies de algas en todo el mundo que son visibles a simple vista, pero que no se explotan adecuadamente. De hecho, para el clima, estos organismos, si se gestionan adecuadamente, podrían secuestrar más de 1.000 toneladas de CO2 al año por kilómetro cuadrado, lo que supone una trampa de carbono más eficaz que los ecosistemas forestales, según Ocean Wise. Pero eso no es todo, mientras que las algas se utilizan actualmente sobre todo en Asia, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación explica que el mercado mundial de estas especies está en auge, con una producción que se ha triplicado entre 2000 y 2018. Además de su contribución a la producción de oxígeno, estas algas pueden sorprender y entrar en nuestras vidas por sus inesperadas virtudes. 

En la industria cosmética 

La espirulina, ya conocida por un gran número de personas, puede utilizarse como alimento o suplemento, pero también en el campo de la cosmética gracias a sus efectos beneficiosos, ya que puede retrasar los efectos del envejecimiento en la piel a la vez que la revitaliza. 

En la lucha contra el calentamiento global

Un estudio realizado por un equipo estadounidense de la Universidad de California demuestra que tan sólo 80 gramos diarios de alimento de algas rojas podrían reducir las emisiones de metano de las explotaciones ganaderas hasta en un 82%, sin afectar al crecimiento de los animales.

También son eficientes porque no consumen agua dulce y no necesitan productos químicos para crecer. Además, producen oxígeno al tiempo que desacidifican el agua y reducen la erosión costera, además de proporcionar recursos a diversos organismos marinos y ser excelentes fertilizantes. 

En el ámbito de los combustibles

Tras la propuesta de las algoroutes, un proyecto de biobitumen desarrollado con microalgas, las industrias están pensando en el biocombustible para la movilidad del mañana. Este combustible alternativo es prometedor y virtuoso. 

En  la moda

Uno de los proyectos es el de Roya Aghighi, que propone un tejido desarrollado en colaboración con un equipo de científicos de la Universidad de Columbia Británica. También llamado “biogarment”, este tejido del futuro será capaz de respirar mientras captura el CO2 del aire. La primera propuesta es un tejido vivo, transparente y moteado. 

La diseñadora irlandesa-canadiense espera crear una relación más íntima entre el propietario y su prenda por el hecho de que está viva y debe ser tratada como tal. “No vas a tirar tu ropa en un rincón del armario o en la lavadora”, dice en una entrevista con la CNN, “va a cambiar la forma en que pensamos en nuestra ropa”.

Una propuesta que aún está lejos de la producción en masa, pero que es prometedora para la sociedad del mañana. 

royaaghighi.com

Créditos

@Patrick Perkins

@Angela Roma

@Ahmed Shan

@Riccieri de Barros Maciel

@Ellie Burgin

@Rosie Steggles

Thomas Durin