ICONOS

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ICONOS

Los orígenes de la disputa en torno a los iconos (la famosa batalla entre iconoclastas e iconódulos que desgarró la Iglesia de Oriente en el siglo VIII) se encuentran en la creencia en el poder de encarnación de la imagen religiosa y, por consiguiente, en el deber de veneración vinculado a las “imágenes santas”. Este “estatuto de la imagen”, “su capacidad de encarnar una presencia, entre aparición y desaparición” es el núcleo de la exposición Iconos.

“Apariciones”, “iluminaciones”, “revelaciones”… Diseñada específicamente para la Punta della Dogana, con obras de la colección Pinault (de Maurizio Cattelan, Roman Opalka, Rudolf Stingel y Danh Vo), “la exposición considera tanto la fragilidad como el poder de las imágenes”, su capacidad “para generar emoción y hacerse uno con los espectadores”.

Imágenes fantasmales que parecen reliquias, que evocan los ángeles o las Madonas del arte cristiano o los ídolos arcaicos de los tiempos paganos.

Imágenes alejadas, por su modernidad y a menudo su trivialidad, del arte sacro, y sin embargo todas impregnadas de misterio.

Obras “inspiradas”, si no por el Espíritu Divino, por una voz del “Más Allá” -a la que Anticipaciones Lafayette dedica otra exposición de iconos e ídolos (antiguos y contemporáneos)-, eso que Victor Hugo llamaba la “Boca de las Sombras”…

Reliquias

¿Cómo no conmoverse ante el Sueño olvidado de David Hammons: un vestido de novia desgastado que cuelga como un trofeo sobre una alcantarilla?

Imagen sacrificial donde las haya, se hace eco de otra obra muy conmovedora del artista afroamericano, The embrace (hacia 1975): más allá del Beso de Klimt, “icono” de la Secesión vienesa del que la obra se hace eco, los cuerpos abrazados de madre e hijo, que emergen en transparencia como imágenes de rayos X o negativos fotográficos, recuerdan inevitablemente a las Madonas con niño y, más particularmente, a las Vírgenes negras románicas.

Enterramiento

¿Cómo no ver también en el paño arrugado de Edith Dekyndt (Scrunch, 2022) la imagen, si no de la Sábana Santa, al menos de un sudario? …

Esta imagen de desaparición, de sepultura, resuena particularmente bien más de un siglo después de la invención del monocromo, pero también resuena con todas las búsquedas metafísicas del arte, desde los fondos dorados de los iconos medievales hasta las vibrantes abstracciones de Rothko: hacer visible el misterio, lo invisible, “poner en vibración el alma humana “¹ …