France – Paris
En septiembre, Arthur Harari tiene una doble cita: como actor en Le Procès Goldman, de Cédric Kahn, y como coguionista de Anatomie d’une Chute, ganadora de la Palma de Oro en el último Festival de Cannes, dirigida por su compañera Justine Triet. Una discreta « navaja suiza » del cine francés.

Al mirarle, uno nunca está seguro de si era el primero de la clase o un alumno revoltoso. Tiene la mirada un poco tímida de un artista a la luz de la luna, pero cuando hablas con él, es voluble y sus pensamientos son precisos. Todos los que le conocen parecen estar de acuerdo: es un individuo brillante. No es de extrañar que Nicolas Pariser pensara en él para un pequeño papel de enarque en su cortometraje La République (2010). Esta sería la primera incursión frente a la cámara para el hombre que ya había realizado tres cortometrajes como director. Disfrutó con el ejercicio, y Arthur Harari se puso el sombrero de actor más de una docena de veces, normalmente en papeles muy pequeños en buddy films. Hay que decir que la actuación le viene de familia: su abuelo, Clément Harari, fue un prolífico actor de teatro y cine, visto en Notre Dame de Paris (1956), de Jean Delannoy, y como viejo rabino en Train de Vie (1997), de Radu Mihaileanu.


Esta vez, Arthur Harari ya no interpreta un papel secundario. En Le Procès Goldman, de Cédric Kahn, interpreta a Georges Kiejman, el famoso abogado de Pierre Goldman (interpretado por Arieh Worthalter), un militante de extrema izquierda acusado de asesinato en 1976 en un caso de gran repercusión. Un papel cerebral, todo contención, hecho a medida para el hombre que se ha labrado discretamente un lugar como actor clave en un cine exigente.
Luego, junto a su compañera Justine Triet, escribieron la historia de una pareja atrapada en el sistema judicial en Anatomie d’une chute, habiendo colaborado previamente en Sybil (2019). Como cineasta, Arthur Harari se dio a conocer con el thriller Diamant Noir en 2016. Recibido con elogiosas críticas en la prensa, este drama familiar ambientado entre los comerciantes de diamantes de Amberes le valió a Niels Schneider un César al Mejor Actor Masculino. Seis años después, su audaz segundo largometraje confirmó su lugar especial en el cine francés. Con Onoda, 10.000 noches en la jungla, Arthur Harari rodó en Camboya una película totalmente en japonés sobre la asombrosa y terrible historia de un soldado de la Segunda Guerra Mundial que no sabía que la guerra había terminado. La odisea filosófica de este héroe solitario y anacrónico recuerda a las grandes películas clásicas americanas. La impresionante fotografía tiene mucho que ver, y es que es una película de Tom Harari. Otro Harari, raro y talentoso como su hermano, por no hablar del tercero, Lucas, genial dibujante de cómics… Uno de 3 talentosos hermanos a tener en cuenta en el mundo del cine.


Le Procès Goldman de Cédric Kahn, en cines el 27 de septiembre
Anatomie d’une chute de Justine Triet, en cines desd el 23 de agosto