La pintura como una evanescencia, un soplo, un susurro, un recuerdo, una aparición… Es como una florescencia, una germinación o un flujo, que, en sus caudales de azules, amarillos y rosas pálidos, se nos aparece en las pinturas de Simon Martin. 

“Aquí y allá quedan visibles arrepentimientos y goteos, fondos y contornos”, es “similar a la memoria”, dice Horya Makhlouf, conservadora de la exposición dedicada al artista, que ve en ella la transmutación de “la materia de los sueños y los recuerdos”. “Nacida de las semillas que dejaron antes de desvanecerse, las pinturas de Simon Martin las hacen germinar en brotes perennes…”. Las rosas han crecido en las juntas de las baldosas… La pintura se desconcha y el agua corre por el cemento…: estos títulos lo atestiguan. También dejan entrever el defecto, la extrañeza que se inmiscuye en la realidad, una realidad que parece licuarse en el agua de la acuarela y la palidez del óleo mezclado con acrílicos que se extienden en este “jardín de pintura”.

Poblado de rostros evanescentes, cuerpos fantasmales y flores, que aparecen sobre el lienzo o el papel como cuerpos flotantes o apariciones, el mundo de colores pastel de Simon Martin parece más cercano al mundo de los sueños.

“El humo de los recuerdos ha sido mezclado por el pintor con pigmentos y óleo. Es el material de la realidad. Es palpable, maleable, recubre el lienzo, capa tras capa, hasta que resurgen los sentimientos que los acompañaron, incluso mejor que las imágenes”, escribe Horya Makhlouf. 

Surgidos como por milagro de minúsculas variaciones cromáticas, que van del azul al verde desvaído, pasando por el malva, cuerpos y flores que parecen sombras, como espejismos que amenazan con desaparecer en cualquier momento. 

Aquí, dos rostros tendidos apenas perceptibles flotan entre la línea del horizonte, uno acorralado por el mar, el otro envuelto en bruma malva, como surgiendo de la niebla… allí, malvarrosas que aparecen de la nada y como incompletas… Aquí, dos rostros espejados casi esquivos, a medio camino entre la aparición y la desaparición, el entierro y la incompleción… allí, un fantasma azul diáfano que emerge de un fondo rosa descolorido.

Jugando con los vacíos y las transparencias a través de sutiles recubrimientos y desenfoques, Simon Martin consigue plasmar una atmósfera de ensueño. Sus pinturas, a veces incompletas, como los recuerdos, parecen no ser más que un susurro y, a través de los tonos calcáreos de su paleta apagada, quiere recordarnos días felices.

Nacido en 1992 en Vitry-sur-Seine, Simon Martin se licenció en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París y vive y trabaja en esta ciudad. Actualmente participa en la exposición colectiva Les Immortelles en MO.CO de Montpellier, y Voir en peinture, la jeune figuration en France, a cargo de Anne Dary, en el Museo des Sables d’Olonnes. 

SIMON MARTIN – Ce qui dort sous les pétales

Galería Jousse Entreprise 

6, rue Saint-Claude, Paris III

Hasta el 13 de mayo 

www.jousse-entreprise.com

Stéphanie Dulout