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RECORRIDO DE LA 16ª BIENAL DE LYON

Manifesto of fragility

Encerramiento, confinamiento, aislamiento, desarraigo, destitución, desarreglo, vagabundeo, miedos…: la lista de males de nuestro mundo atenazado por la duda y la ansiedad es interminable. De los estragos de la guerra a las mentiras políticas, del calentamiento global a los ciclos pandémicos, los 200 artistas reunidos en la 16ª Bienal de Arte Contemporáneo de Lyon (repartidos en doce sedes) repasan los tormentos y desencantos de nuestro tiempo para mostrar la vulnerabilidad de los seres y los lugares, sus heridas, pero también la resiliencia de los seres y los pueblos magullados y las estrategias que han desarrollado para resistir e inventar “futuras formas de estar en el mundo”. Un manifiesto de la fragilidad, en el que hemos identificado las líneas de fuerza y las líneas de falla en cinco palabras clave.

GRIS 

Como los retratos monocromos de Giulia Andreani y los mundos enterrados de Hans Op de Beeck. Compuestos a partir de fotografías antiguas o capturas de pantalla de películas y documentales, los retratos grises de Payne de Giulia Andreani (nacida en 1985 en Venecia) evocan el borrado de la memoria, “historias olvidadas, relatos enterrados”.  Lo mismo ocurre con la gigantesca instalación inmersiva We were the last to stay, de Hans Op de Beeck (nacido en 1969 en Bélgica), que parece una ciudad fantasma. Como un gigantesco memento mori, este campamento abandonado y congelado en una masa de pintura gris nos recuerda el irremediable paso del tiempo y la vanidad de la existencia humana (“Del polvo vienen y en polvo te convertirás…”).

RUINAS 

Explosión, inundación, derrumbe… Desde las imágenes fantasmales captadas en el Museo Sursock durante la explosión del 4 de agosto de 2020 que destruyó un tercio de Beirut en una fracción de segundo (videoinstalación de Joana Hadjithomas & Khalil Joreige) hasta el laberinto hipnótico y electromagnético de Evita Vasiljeva que nos conduce a la contemplación de un muro destripado… La ruina es uno de los motivos más recurrentes de esta Bienal, desde los manojos de fibras de amianto sembrados bajo el techo roto del chalet-restaurante abandonado en el Parque de la Tête d’Or, que invierte Nina Beier… El carbón desmenuzado de Lucia Tallova que entierra los rostros de viejas fotografías y otros derrames de papel arrugado y quemado… son respondidos por las fotografías emborronadas de Munen Wasif. Las ruinas flotantes de Clemens Behr, que indagan en las frágiles utopías de la arquitectura brutalista -construidas para la eternidad bajo la promesa de “un mundo mejor”- encuentran eco en las ruinas arquitectónicas tejidas de Ailbhe Ní Bhriain, compuestas a partir de collages digitales. Markus Schinwald también utiliza el tapiz, entre otros medios, para su Panorama del caos: un fantástico campo de ruinas que se extiende como un mural, escenario de un fúnebre teatro de la memoria, adornado con pinturas tachadas, un busto antiguo mutilado y moldes de cabezas rotas… 

ARRUGAS
En una inquietante instalación coreográfica que hace que la pantalla de vídeo parezca una tumba, Omar Rajeh & Mia Habis escenifican la ruina del cuerpo en una magnífica alegoría de la vejez titulada Walking in the wrinckles: Siguiendo en primer plano los lentos movimientos del cuerpo truncado de un bailarín centenario (Georges Macbriar) difundido en una caja móvil, la cámara nos lleva a través de las arrugas y marchitamientos de una piel que ya parece casi muerta. ..


PRÓTESIS

Ruinas de piedras, ruinas del cuerpo… Estas puestas en escena de la fragilidad dan lugar a una proliferación de prótesis y otros equipamientos que hibridan lo vivo y la máquina en espacios distópicos, una especie de no-lugar o lugar en suspenso, petrificado o en ciernes, posthumano. Así son los ambientes repletos de tuberías y pieles gigantes de epoxi con incrustaciones de bordados de Klára Hosnedlová. Acechadas por extrañas “criaturas” caparazadas (con prótesis y trapos) durante las representaciones, estas escenificaciones muy orgánicas del espacio evocan no tanto la desaparición como la mutación. Lo mismo ocurre con las instalaciones fílmicas y las esculturas biomórficas de WangShui, que muestra aquí “un paisaje de otro mundo” coescrito con inteligencia artificial para explorar el enredo de la conciencia humana y la máquina.

METAMORFOSIS 

El Metamorfismo de Julian Charrière es una amalgama técnico-arqueológica resultante de la concreción de reliquias informáticas (placas base, discos duros, procesadores, etc.) fundidas en una lava artificial. También lo hacen las extrañas germinaciones de cables y plantas en el inmenso paisaje de ciencia ficción desplegado por  Ugo Schiavi en el antiguo Museo de Historia Natural (Musée Guimet) transformado en un centro de datos abandonado. Mezclando plantas, fósiles y huesos con desechos humanos (modelados y proyectados en 3D), este Sistema de Memoria Injertada nos sumerge en una inquietante “arqueología del futuro”.

Bienal de Lyon

Hasta el 31de  diciembre

www.labiennaledelyon.com

STÉPHANIE DULOUT