El Hotel Stamba está situado en la bulliciosa capital georgiana. Una auténtica pepita de oro del diseño, el establecimiento se creó dentro de un edificio de proporciones alucinantes construido en la década de 1930. Fiel al más puro estilo brutalista de la época soviética, esta antigua destilería de coñac reconvertida en imprenta de periódicos comunistas ha resurgido de sus cenizas. Mezclando el estilo retro chic con el industrial neoyorquino, el hotel destaca por su lujo sin ostentación, que se combina en formato XXL. Un vestíbulo de gran tamaño con miles de libros, habitaciones de enormes dimensiones, un gran café-restaurante, una piscina en la azotea, un huerto vertical de 200 metros cuadrados y un museo de fotografía. Este lugar, no es sólo un hotel boutique, sino también un centro de intercambio cultural que apoya la creatividad y la cultura de la capital.
Yaël Nacache