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Isla Mauricio, Paraíso feliz 

Es fácil comprender por qué este oasis frente a las costas de Madagascar, en el sureste del continente africano, fascinaba a los navegantes de antaño. La isla Mauricio fue descubierta oficialmente por una expedición de exploradores portugueses cerca del año 1500, cuando un ciclón desvió la flotilla de su rumbo hacia el archipiélago de Mascareignes ( formado por las islas Reunión, Mauricio y Rodrigues).

Casi un siglo después, los franceses se apoderaron de la isla, rebautizada Isla de Francia, y desarrollaron una próspera economía basada en el cultivo de la caña de azúcar, más tarde, los británicos tomaron la isla por la fuerza en 1810 y la rebautizaron Mauricio, antes de obtener la independencia en 1968.

La perla del océano Índico despertó rápidamente la curiosidad, convirtiéndose en una auténtica fuente de inspiración para novelistas como Mark Twain y el naturalista y padre de la teoría de la evolución, Charles Darwin. De hecho, esta isla paradisíaca sigue albergando una rica diversidad de flora y fauna, tanto en su tierra como en el océano que la rodea.

Hay muchas formas de descubrir la riqueza de esta pequeña joya. Para los excursionistas y aventureros, la visita al geoparque de Chamarel es obligada para contemplar la Tierra de los 7 Colores, un claro formado por franjas onduladas de arena de 7 tonalidades diferentes. Este paisaje único es el resultado de cenizas volcánicas que contienen óxidos minerales de diferentes colores, expuestos por la erosión a lo largo de los siglos. Es un espectáculo sobrecogedor que revela un pedazo de la belleza del mundo. Como la finca de Chamarel es una reserva natural, también podrás descubrir fauna salvaje como ciervos de Java, tortugas gigantes y pavos reales de raro esplendor.

En el lado sureste, descubre la Reserva Natural del Valle de Ferney, una finca privada de 3,100 hectáreas rica en una biodiversidad única, exuberantes rutas de senderismo y granjas con un ecosistema agrícola sostenible, y para los más aventureros, en el lado occidental de la isla se esconde uno de los mayores misterios de la naturaleza mauriciana: las tres Mamelles, una cadena montañosa de exuberantes paisajes verdes, con tres picos que se elevan a 600 m de altitud y ofrecen unas vistas panorámicas impresionantes. 

Para los que prefieren el fondo marino, Flic-en-Flac es el lugar ideal para los aficionados al submarinismo. Una albufera transparente y poco profunda, con corrientes generalmente débiles, ofrece arrecifes perfectos para la vida acuática.

En cuanto a gastronomía, en la isla de los mil sabores abundan las especias, las frutas exóticas y los tés excepcionales, así como el marisco y el pescado fresco que se venden en los diversos puestos de los mercados repartidos por toda la isla. Aquí descubrirás la auténtica vida local y la alegría de un pueblo con energía positiva. Déjate llevar por el laberinto de callejuelas coloridas y perfumadas de vainilla, y no dudes en charlar con los vendedores del mercado, que estarán encantados de darte consejos sobre los mejores lugares a los que ir y recetas de platos típicos.

Como te habrás dado cuenta, Mauricio ofrece mucho más que aguas azules, playas de arena fina y frondosos bosques verdes: es una verdadera reconexión con la naturaleza y su entorno, un modo de vida apacible que incita a la contemplación, sin olvidar la contagiosa alegría de vivir de sus habitantes, que harán de tu viaje una experiencia inolvidable.

ile-maurice.fr

Isla Mauricio 

Mélissa Burckel