Del rostro sólo queda la parte inferior, mostrada de perfil, una boca cerrada y una barbilla que cuelgan de un cuello tenso adornado con un collar de plata. Del cuerpo, también truncado, sólo quedan el busto y la entrepierna adornados con un corpiño de lentejuelas y bragas de satén.
Hace falta audacia y talento para atreverse a pintar un retrato de cuerpo entero, truncado en un marco apretado, y a más de dos metros de altura para colmo… y Sara-Vide Ericson -que expone por primera vez en solitario en Francia, en el Instituto Sueco- tiene ambas cosas. Nacida en Suecia en 1983 y egresada de la Real Escuela de Bellas Artes de Estocolmo, la artista disfruta mezclando zonas muy texturadas con otras en las que el lienzo queda casi desnudo, sus retratos y paisajes dan testimonio de un uso muy magistral y original de los materiales. A veces mezcla sangre y crin de caballo con la pintura, y le gusta utilizar mangas pasteleras para aplicar la pintura cruda en gruesos hilos, lo que confiere a sus lienzos una textura escultórica que se aprecia al acercarse. En todas sus obras, nos sorprende la sutileza del empaste; lejos de la planitud de muchos de los cuadros figurativos actuales, todo vibra y centellea en sus lienzos: allí, el brillo de las aguas tranquilas de un pantano, aquí, el del pelaje de un caballo salvaje y, en nuestro inquietante retrato, el de las lentejuelas y el satén, pero no son sólo estos sutiles efectos materiales los que confieren a este cuadro su fuerza y su hechizante poder. Es también el uso no menos sutil del fuera de campo y de la monumentalidad, de la ampliación, lo que convierte el lienzo en una superficie de proyección y de identificación para el espectador. Ahí reside el misterio…
« Desire of the Tail – Sara-Vide Ericson »
Instituto Sueco
11, rue Payenne, Paris III
Hasta el 18 de febrero 2024
institutsuedois.fr