El artista alemán afincado en París combina magistralmente fotografía, dibujo y escultura en su obra, en la que el surrealismo y el color negro, en todas sus variaciones dicotómicas, redescubren su fuerza vital.
Su obra tiene un carácter espectral, una distorsión de lo visual y una revisión de la perspectiva que ofrece un punto de vista fascinante. Marcus Schaefer estudió en la Academia de Moda y Diseño de Múnich, y rápidamente se enamoró de la fotografía durante unas prácticas obligatorias. Desde entonces, este artista multidisciplinar nacido en Fráncfort, ahora afincado en París después de Londres, ha construido su carrera plasmando su visión del mundo en imágenes que rozan la fotografía artística monocroma. “Mi obra trata de la compleja relación entre ser humano y vivir en sociedad”, explica. “Ser humano significa esencialmente tener una realidad propia, mientras que vivir en sociedad significa vivir en una realidad determinada, hecha por el hombre”.
Entre figuración y abstracción
La obra de Marcus Schaefer sondea la naturaleza espectral del color negro, que él define como “la encarnación de la dicotomía”, “multidimensional” y “absorbente”, para revelar distintas sensibilidades. Sus imágenes expresan toda la complejidad de sus emociones, reflejando sus múltiples “vías personales de escape”. Son hechizantes y emocionalmente cautivadoras. Claramente, la estética de los surrealistas ronda su portafolio, principalmente en sus obras Man Ray y Miró. Marcus Schaefer combina fotos de moda, retratos íntimos, objetos de diseño, imágenes conceptuales, bodegones y paisajes, dándoles un aire verdaderamente contemporáneo. Sus puestas en escena y atmósferas visuales crean un espacio-tiempo, reproduciendo la realidad según su propia interpretación del mundo y poniendo de relieve la autoexpresión.
Blanco y negro frente al color
El artista lleva al espectador a un viaje atemporal en el límite entre lo real y lo sobrenatural. Hay algo seductor y cautivador en sus imágenes, pero también inquietante y evasivo. Una sensación apuntalada por el lugar que concede a la imperfección y al accidente para que la representación sea distintiva. Mientras que las variaciones del negro siguen siendo el centro del proceso, su enfoque del color es igual de matizado, reflejando temas de identidad, intimidad, vulnerabilidad y sensibilidad. Marcus Schaefer domina este juego de luces y sombras, geometría y contraste, accesorios y espejos, hasta el punto de adoptar las formas de la pintura y la escultura. Sus dibujos son una expresión directa de sus emociones, que guían sus narraciones visuales en fotografía, del mismo modo que sus esculturas cobran vida en el mundo real, tridimensional.
Créditos de fotografía © Marcus Schaefer
Francia – Paris