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VOLVER A VER A WONG KAR-WAI

Antes de The Grandmaster, 2046 e In The Mood for Love, Wong Kar-wai ya era un cineasta formidable con un estilo bien afinado. Cuatro de sus películas podrán redescubrirse en los cines a partir del 20 de diciembre.

Las historias de las películas de Wong Kar-wai a veces se parecen entre sí: un poco de violencia y unas cuantas pistolas, la herencia tradicional del cine de Hong Kong y, sobre todo, mucho amor, pasión y arrepentimiento… tristeza, pues, pero siempre salvada por el humor. Como a veces olvidamos, las películas de Wong Kar-wai también nos hacen sonreír, como en Chungking Express (1994), cuando el personaje Takeshi Kaneshiro, aburrido tras haber sido abandonado por su novia, empieza a llamar una tras otra a todas sus antiguas conquistas con la vana esperanza de encontrar a alguien con quien compartir la noche.

Sin embargo, lo que más recordamos de las películas de Wong Kar-wai es su estilo único. Cada película tiene su propia firma: están, por supuesto, los planos a cámara lenta de In The Mood for Love, pero hay que redescubrir las secuencias casi fotograma a fotograma de Chungking Express (2000), los planos gran angular de Fallen Angels (1995) o los pasajes en blanco y negro de Happy Together (1997). ¿Y qué sería de una película de Wong Kar-wai sin su banda sonora? Al cineasta le encanta la música americana y las viejas gramolas Wurlizter, que filma a menudo.

Escuchamos tango argentino en Happy Together o el estándar reggae en Things in Life de Dennis Brown, sin olvidar el éxito California Dreamin’ que el personaje de Faye Wong escucha una y otra vez en Chungking Express. Faye es una joven de pelo corto, conmovedora y excéntrica, un poco loca, que sirvió de inspiración principal para el personaje de Amélie Poulain, de Jean-Pierre Jeunet, y hoy nos gusta comparar las similitudes. También se deben al agudo sentido del vestuario y del atractivo que confieren a los héroes de Wong Kar-wai una clase absoluta, y en particular a su actor favorito, Tony Leung, elegante en cualquier circunstancia, ya sea de uniforme de policía o de portero de discoteca en Buenos Aires.

Todos estos elementos, parecen fácil de reproducir y, a principios de la década de 2000, muchos cineastas intentaban imitar el estilo de Wong Kar-wai, por no hablar de la publicidad que se inspiraba en él. Sería fácil reducir al cineasta a su estética, pero el estilo no sería nada si no se combinara con un increíble talento para la dirección, paradójicamente nunca llamativo, pero que eleva el cine al nivel de la poesía. Es difícil no emocionarse cuando la joven pareja atraviesa a toda velocidad el túnel Cross-Harbour de Hong Kong por la noche en moto, al son de la música polifónica de Only You de los Flying Pickets al final de Fallen Angels.

Este director es un maestro del poderoso arte de la melancolía, y cuando nos sobrecoge, a todos nos gustaría estar tristes como en una película de Wong Kar-wai.

Pierre Charpilloz

Chungking Express, Les Anges Déchus, Happy Together & The Hand de Wong Kar-wai, 

En cines a partir del 20 de diciembre