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Clemens Gritl analiza las utopías urbanas del siglo XX

Durante los últimos seis años, sus representaciones digitales han examinado la tensión entre la revolucionaria belleza escultórica y la pérdida de escala humana de las megaestructuras de posguerra surgidas del movimiento Brutalista. En su serie A Future City From The Past, Clemens Gritl recurre a “la visión desconcertante de una distopía urbana radicalmente agresiva y sin concesiones” y empieza por la novela distópica de J.G. Ballard de 1975 I.G.H. (High-Rise), adaptada al cine por Ben Wheatley en 2015.

La premisa del artista berlinés es la siguiente: ¿pueden la presencia y la atmósfera de un rascacielos influir en las relaciones sociales hasta el punto de conducir a la destrucción y la anarquía? Sus imágenes cuestionan las consecuencias, imaginando la influencia que la arquitectura monumental puede tener sobre la sociedad y los seres humanos.

 

Aunque el aspecto fotorrealista está en consonancia con la fotografía del género de los años sesenta, algunas de las ilustraciones se inspiran en particular en la obra de los arquitectos Owen Luder & Rodney Gordon y del fotógrafo Thomas Struth: “Todos los edificios y estructuras son homogéneos”, explica, “se eliminan las diferencias entre estilos y épocas arquitectónicas y se sustituyen por estructuras geométricas, repetición y materialidad absoluta”. En este deliberado blanco y negro, estas “máquinas de vivir” (en referencia a la definición de Le Corbusier de que “una casa es una máquina de vivir”) están rodeadas por interminables redes de autopistas, formando una megalópolis “superbrutalista”. Sus modelos arquitectónicos en 3D muestran cómo podría envejecer una ciudad prefabricada en un mundo de hormigón y asfalto sin fin.

Nathalie Dassa

clemensgritl.com

Créditos de imagen © Clemens Gritl