La fotógrafa franco-británica nos propulsa a su mundo de glamour, donde el dadaísmo dialoga con la moda y la belleza, capturando imágenes estilizadas y texturizadas, coloristas y luminosas.
Sabine Villiard se trasladó a París desde su Londres natal a finales de los años ochenta, lanzando su carrera a mediados de los noventa. Desde entonces, esta antigua licenciada en literatura inglesa ha forjado una variada cartera en la que su visión de la moda, la belleza y el arte hace las delicias de los editoriales de las principales revistas (Vogue, Harper’s Bazaar, Madame Figaro, Schön), marcas internacionales (Clarins, Shiseido, Giorgio Armani) y celebridades (Monica Bellucci, Elle Fanning, Tahar Rahim, Mélanie Thierry). Sabine Villiard es seguidora del movimiento dadaísta, lo que se refleja en sus composiciones inventivas, variadas y sofisticadas. Su estilo, a menudo cercano a los detalles, juega con los colores vibrantes, el rojo obsesivo, la textura de la piel, el maquillaje empolvado, el poder de la purpurina, la intensidad de la luz, los reflejos del agua y todo tipo de accesorios.
Diferentes looks
Esta virtuosa provoca emociones a través de su trabajo, algunas de las cuales rozan lo pictórico. Maneja con soltura planos interiores y exteriores, fusionando estética y narrativa. Sus habilidades se extienden a la realización de cortometrajes promocionales, o más experimentales que coquetean con el dadaísmo y la danza. Pero es sobre todo a través de sus proyectos más personales, dedicados a sus viajes y reportajes urbanos, como amplía considerablemente su campo de acción. Capta personas, paisajes, calles y entornos; de Nueva York a Tailandia, pasando por la Camarga. Al mismo tiempo, la fotógrafa intenta mantener viva la Fundación Villiard Photos, en memoria de su padre Georges Villiard, apasionado del medio, que la llevó a sus peregrinaciones fotográficas desde los nueve años. Una pasión que nunca la abandonó… Mejor aún, ahora la ha trascendido.
