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La nostalgia futurista de Maria Svarbova

La fotógrafa eslovaca explora la soledad de la experiencia humana en escenarios ultra cuidados y saturados de color que nos sumergen en el corazón de la arquitectura de la época socialista.

Maria Svarbova nació en Eslovaquia en el crepúsculo de la década de 1980, en vísperas del colapso del bloque soviético y creció en un país donde los monumentos han dejado su huella en el paisaje urbano. Desde hace quince años, esta antigua estudiante de conservación de arte y arqueología se dedica a la fotografía. Sus series exploran la soledad del ser humano y el aislamiento de la vida contemporánea, que proyecta en mundos oníricos que arrojan luz sobre la arquitectura socialista, pero fue con su serie Swimming Pool (2014) con la que obtuvo reconocimiento internacional, al ganar el concurso Hasselblad Masters en 2018. Al año siguiente, presentó sus famosas tomas hipnóticas de bañistas en las desaparecidas piscinas de su tierra natal para su primera exposición individual en el Museo de Arte Marino de Minnesota (Estados Unidos). Sus puestas en escena capturan la mirada. Sus meticulosas composiciones en colores pastel combinan la individualidad de sus personajes con el ascetismo simbólico y la fría racionalidad de los entornos construidos. El tiempo puede parecer detenido, pero subraya su propia atemporalidad y relatividad. Pasado, presente y futuro distópico colisionan, explorando la soledad de la experiencia humana.

 

 

Entre emoción y tensión

Su portafolio es un conjunto de imágenes bañadas en luz, que trasciende a sus sujetos, desprovistos de emoción y a menudo dedicados a actividades “banales, estereotipadas y coreografiadas”. Con Human Space (2015), explora al individuo como creador del espacio humano. Se inspira en la arquitectura del edificio de la Radio Eslovaca de Bratislava, construido entre 1967 y 1983. Sus sujetos aparecen como rebeldes en busca de esperanza para una nueva era, intentando mimetizarse con su entorno, hasta el punto de levitar e incluso flotar. La serie Butcher, creada en Slepčany, el pueblo donde creció, es un decorado construido por la escenógrafa Zuzana Hudakova en una antigua carnicería que Maria Svarbova frecuentaba de niña. En cuanto a Fragile Concrete (2021), esta vez la serie se traslada a Francia y se centra en el “pueblo vertical” diseñado por Le Corbusier en la Ville Radieuse de Marsella. A través de la estética modernista y el distanciamiento social, Maria Svarbova sigue explorando la relación entre el ser humano y la “máquina viviente”. Todos estos ambientes nostálgicos y desinfectados, alimentados por la interacción humana, crean una tensión silenciosa y tácita que es su marca distintiva.

Nathalie Dassa

mariasvarbova.com

Crédits photos © Maria Svarbova