Italia – Palermo
“Estudiar, inspirarse en el terruño, crear vínculos” son las consignas del restaurante Gagini. Su chef, Mauricio Zillo, desvela el significado y el potencial de los ingredientes poniéndose en contacto con quienes los producen, quienes los cultivan y quienes los llevan a la cocina. El ingrediente es fruto de la Naturaleza, que exige respeto: “merece la máxima atención y concentración”, explica.
Nacido en São Paulo (Brasil) en 1980, Maurizio Zillo se trasladó a Milán (Italia) en 2011, tras adquirir experiencia junto a chefs como Bocuse, Atala, Arzak y Santamaria y hoy brilla en los fogones de Gagini, un lugar cargado de historia que se remonta al siglo XVI y es que este fue el antiguo taller del mayor escultor del Renacimiento siciliano, Antonello Gagini. Aquí, la cocina es una experiencia, un vínculo entre pasado y presente, entre lugares cercanos y lejanos… Historias y temas se entrelazan para crear puentes entre la historia y el arte.
El restaurante ofrece menús de cuatro, seis y ocho platos, así como sugerencias a la carta. Entre los entrantes, sardinas marinadas, calabacines, shiso de Milazzo, aceitunas negras y umeboshi casero, así como higos cocidos con bottarga, cebollas de Giarratana y yogur de cabra. Luego vienen los platos principales: linguini con ragú de gallineta, adornados con pasas sultanas, azafrán de Marianopoli y piñones sicilianos, y un plato de Bucatini con gambas y mollejas que se deshacen en la boca. Estos sabores típicos me transportan mágicamente a la Sicilia de mi infancia y a los platos cocinados por la “nonna”.
Enfin, pour le dessert, nous choisissons les abricots de Scillato, glace aux câpres de Pantelleria, caramel beurre salé, cacahuètes et sablé de cacao. Un vrai délice. Ces notes d’agrume et d’amertume font chavirer nos papilles et nos cœurs.
Une adresse pleine de saveurs et d’émotion.