FRANCE- PARÍS
“Hay que romantizar el mundo […] Cuando doy a las cosas comunes un significado augusto, a las realidades habituales un sentido misterioso, a lo conocido la dignidad de lo desconocido, a lo finito un aire, un reflejo, un resplandor de lo infinito: las romantizo”, escribió en 1798 el Papa del Romanticismo alemán, Novalis.
Aplicada con mayor o menor éxito, la receta ha tenido muchos adeptos. ¿Y hoy? ¿Qué pintor sigue intentando “romantizar” el mundo?El Musée de la Vie Romantique, deseoso de integrar el arte contemporáneo en sus colecciones, se ha fijado en la diseñadora Françoise Pétrovitch
Se supone que los adolescentes de ojos cerrados y cuerpos evanescentes de la artista resuenan con los Abélard y Héloïse, Paolo y Francesca y otros amantes trágicos que guardan luto en sus paredes, pero sus colores estridentes (rosas y azules vivos) destacan en el sosegado decorado. Françoise Pétrovitch juega con los estereotipos y reactiva motivos consagrados (rostros y posturas melancólicas, caricias, párpados cerrados, cabellos de ensueño, etc.) y se sumerge con indisimulado deleite en las aguas turbias de la aguada de tinta, de la que ha hecho una especialidad
Mucho más que en sus retratos pintados al óleo, es en sus paisajes flotantes, y en particular en sus islas inspiradas en la extraña y fascinante Isla de los muertos de Arnold Böcklin, donde puede aparecer una cierta herencia romántica, a través del temblor del agua, el juego de reflejos y desdoblamientos, las manchas y goteos con formas aleatorias, las formas indecisas y movedizas. ¿Y si el Romanticismo fuera “esa parte que se nos escapa, lo indefinido, lo provisional…” 1?
- Cita del artista extraída de una entrevista filmada con Gaëlle Rio, directora del Musée de la Vie romantique.
STÉPHANIE DULOUT
Françoise Pétrovitch – Aimer – Rompre
Hasta el 10 de septiembre
Musée de la Vie romantique
Museevieromantique.paris.fr