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FRANZ ROGOWSKI, EL EUROPEO

Disco Boy, la primera película de Giacomo Abbruzzese, que obtuvo el Oso de Plata en el último Festival de Berlín, en la que Rogowski interpreta el papel principal… sin duda un actor sensible y misterioso.

© KMBO

Le hemos visto como refugiado en la Marsella ocupada de Transit (2018), de Christian Petzold, o como amante apasionado en Ondine, del mismo director (2020). Fue el hijo de Isabelle Huppert, el último nacido de una gran familia burguesa francesa en Happy End (2017), de Michael Haneke -doblado para la ocasión-, y el empleado de un supermercado alemán en Un vals en los callejones (2018), de Thomas Stuber y en esta ocasión, lo vemos como legionario, luciendo los colores de Francia en su uniforme, entre París y el estrecho del río Níger, en Disco Boy, de Giacomo Abbruzzese.

Franz Rogowski es alemán, pero eso no le impide interpretar a un bielorruso en una película francesa dirigida por un italiano… Es el signo de los grandes actores, saber hacerse olvidar en favor del personaje, siendo al mismo tiempo inmediatamente reconocibles. Aunque su nombre aún no es conocido por todos, su rostro empieza a hacerse notar más allá de las fronteras del Rin y es que desde su revelación como ex convicto en la vertiginosa Victoria (2015), de Sebastian Schipper, Franz Rogowski fascina.

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¿Es su peculiar forma de hablar -un trastorno causado por un labio leporino cerrado quirúrgicamente al nacer- lo que a menudo confiere a sus personajes un lado oscuro y misterioso? ¿O es la forma en que se mueve, inclina la cabeza o levanta la barbilla, que siempre parece oscilar entre la delicada timidez y la violencia contenida? O quizá sea porque Franz Rogowski se formó originalmente como bailarín… 

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A mediados de la década de 2000, la futura estrella emergente del cine europeo se hizo un nombre en los escenarios de los principales teatros alemanes. Tenía 21 años cuando coreografió sus primeros espectáculos en Berlín, Hamburgo y Hannover. Después actuó en varios espectáculos de la prestigiosa Schaubühne de Berlín, al tiempo que daba sus primeros pasos en el cine. 

Hijo de un médico y una comadrona, Franz Rogowski se hizo artista porque, según dice, ” era pésimo en la escuela”.

Hoy se le anuncia como miembro del reparto de la nueva película de David Michôd (Animal Kingdom), con Naomi Scott y Sean Harris; formará parte del jurado de la Semaine de la Critique del próximo Festival de Cannes, en mayo, y después compartirá cartel en Passages, un triángulo amoroso rodado en inglés por Ira Sachs, junto a Ben Whishaw y Adèle Exarchopoulos. El camino parece despejado para que este nativo de Friburgo se convierta en uno de los grandes nombres del cine internacional en los próximos años. 

Disco Boy de Giacomo Abbruzzese, con Franz Rogowski

Berlín – Alemania

Estreno en cines el 3 de mayo

Pierre Charpilloz