Sus encantadores paisajes y su identidad gaélica la hacen tan entrañable como inolvidable.
Son innumerables las películas que han grabado en nuestra mente esta imagen de tierra salvaje y misteriosa de ruinas y páramos románticos… Escocia hace honor a su reputación, su puerta de entrada puede ser Glasgow o Edimburgo, dos ciudades con temperamentos muy diferentes. La primera, industrial, ha sido reinventada por arquitectos, diseñadores y artistas.
La segunda, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por la conservación de su centro histórico, te hará retroceder en el tiempo al recorrer la Royal Mile hasta el castillo que domina la ciudad y que construido sobre un antiguo volcán, que ofrece una hermosa vista desde el cráter de la cima de Arthur Seat. Cuenta la leyenda que el Rey de los Caballeros de la Mesa Redonda construyó aquí su castillo de Camelot… Escocia ama los mitos y nunca deja de contar historias. Así, el Festival Internacional de Edimburgo lleva organizando obras de teatro, cine, música y danza durante todo el verano desde 1947.
Si buscas paz y tranquilidad, puedes recorrer los 864 kilómetros de la Ruta Nacional de Scottisch hasta las Highlands. Páramos de brezo púrpura, lagos enclavados en colinas esmeralda, con aguas que varían del azul al negro bajo un cielo cambiante, el hipnotizador paisaje está salpicado de castillos en armonía con su entorno, como el castillo de Eilean Donan, donde el tiempo parece haberse detenido, al igual que en el pequeño puerto pesquero de Plockton.
Si la carretera termina en los acantilados de Duncansby head, donde se tiene la sensación del fin del mundo, se puede optar por tomar el camino de la costa, y sorprenderse al descubrir playas dignas de las Maldivas -salvo por la temperatura del agua- o tomar un barco hacia las islas. Basta con cruzar un puente para llegar a la isla de Skye, donde las escarpadas colinas de Cuillin, que alcanzan los 1.000 metros sobre el nivel del mar, inspiraron a uno de los autores más famosos de Escocia, Walter Scott.
Escocia
Sophie Reyssat