“Para la artista alemana Katinka Bock -cuyas “Formas de lo inesperado” se presentaron en Lafayette Anticipations hace tres años- la fotografía es la “periferia” de su campo escultórico.
De hecho, las fotografías aquí reunidas dan testimonio de su visión “escultórica” de los objetos, los espacios, la naturaleza y los cuerpos. A través de la inmediatez de las vistas, encontramos también la parte dejada al azar y a la aleatoriedad. Ese azar al que entrega sus tentativas de escultura (o “esculturas involuntarias”) cuando entierra un objeto envuelto en arcilla fresca para dejarlo arder y recoger el “objeto residual”, su huella…
O, cuando vierte bronce sobre cactus que arde en contacto con el metal fundido generando asperidades aleatorias en la superficie de las esculturas.
Fragmentos de cuerpos
Minimalista, como sus esculturas, que se acercan a la abstracción sin llegar nunca a fundirse con ella, evocando siempre formas orgánicas, trozos de piel o cuerpos…, sus primeros planos convierten la epidermis en imágenes vivas.
En estas fotografías, la piel es el lugar donde el hombre se encuentra con lo animal y lo vegetal: Un avispón moribundo que se inclina sobre el borde de una mano, un saltamontes que trepa por un hombro, una serpiente de plata enrollada alrededor de un dedo herido, la rama de un cactus muerto que cuelga de otra… he aquí lo infinitesimal y lo minúsculo transformados en epopeya, lo más imperceptible se vuelve perceptible, la insignificancia sublimada… Colocadas en primer plano, dos palmeras manchadas de tierra testimonian con fuerza esta poesía del fragmento y de la nada.
Huellas
Porque los fragmentos del cuerpo son a menudo los lugares donde aparece una imagen: aquí, la huella de los pliegues de una almohada en la mejilla de un adolescente, allá, la de un manojo de hierba en la parte superior de una pierna… Momentos de la vida que toman cuerpo, que se convierten en formas, arrancadas al tiempo; instantes fugaces que se hacen eternos…
El título dado a esta serie dedicada a “la huella” y a “la piel como superficie de inscripción”, (For your eyes only), revela la importancia de la relación física con la obra, la importancia del cuerpo y del tacto en la obra de Katinka Bock. “Estoy atenta a la forma en que los cuerpos, los materiales, las superficies nos hablan en su silencio”, explica la artista, citando una obra en vídeo de Alighiero Boetti recientemente descubierta, Ciò che sempre parla in silenzio è il corpo [Lo que siempre habla en silencio es el cuerpo] (de 1974): “Para mí, la fotografía tiene que ver con este silencio de los cuerpos”.
« KATINKA BOCK. DER SONNENSTICH » – Fundación Pernod Ricard
1, Cours Paul Ricard, Paris VIII
Hasta el 29 de abril
Stéphanie Dulout