La energía que emana de las gigantescas esculturas vivientes del artista ruso invade el espacio y el tiempo, jugando con las dimensiones, el movimiento y la geometría de las formas.
Roman Ermakov es una de las nuevas figuras más destacadas del panorama del arte moderno en Rusia. Este artista de 37 años, licenciado en Ingeniería Civil por la Universidad Estatal de Moscú, lleva casi quince años creando instalaciones urbanas, performances y esculturas vivientes. Su enfoque consiste en proponer diseños vibrantes y enérgicos para el desarrollo del arte público en el corazón de su ciudad natal. Mientras que sus creaciones a gran escala y de formas geométricas representan seres de quinta dimensión, sus “esculturas vivientes”, que combinan moda y arte, ofrecen una dinámica real y singular en función de las personas que visten los trajes.
Algunos se fotografían en un cuarto oscuro con luz ultravioleta, otros se colocan en decorados de papel del mundo submarino. La obra de Roman Ermakov combina así diversas técnicas artísticas, vinculando arte y música, color y luz, forma y movimiento, cuerpo y escultura, para adentrarse mejor en una nueva realidad.
Armonía arquitectónica
La interacción con el subconsciente y la materialización de imágenes emocionales internas en formas materiales externas es, por tanto, el tema que lleva explorando desde el principio de su carrera. “El ser humano ocupa un lugar importante en mi obra”, explica el artista moscovita.
“La observación de la escultura en movimiento en el espacio abre nuevas posibilidades de composición. La serie “Esculturas vivientes” refleja el mundo de mis emociones y sensaciones. Esforzándome por lograr la armonía arquitectónica, construyo cuerpos energéticos y cada uno de ellos es la encarnación de mis innumerables formas”.
Sus creaciones performativas funcionan así como una instalación total. Para él, el arte público es una “declaración artística en un entorno urbano” donde estética, armonía y calidad de producción van de la mano. Su trabajo se extiende a las esculturas de madera y al mundo del teatro y el cine, además de participar en exposiciones y festivales de arte de todo el mundo. Su objetivo final es instalar sus obras de arte público en un entorno urbano diseñado por él mismo como arquitecto.
Nathalie Dassa
