Se libera de los códigos para recomponerlos a su antojo, creando obras metafóricas que reflejan su polifacético trabajo.
Caminando sobre hojas de oro en la capilla de Gobelins para el Mobilier National, pisando el cielo al entrar en su estudio, bañándose en el agua de un espejo en el Palacio de Bellas Artes de Lille… Mathias Kiss adopta el punto de vista opuesto a las referencias.
Su oposición a los códigos de las artes decorativas no elimina el pasado, sino que se apoya en él para desviarlo mejor y crear una nueva estética que combina fantasía y poesía. Pintor y vidriero en los Compagnons du Devoir desde hace una quincena de años, con experiencia en trabajos de restauración, especialista en falsas cenefas y cornisas de carpintería, se ha desviado para encontrar su propio camino yendo al otro lado del espejo, convirtiéndose así en un artista cuyas obras juegan con nuestras percepciones y abren el campo de las posibilidades.
Su trabajo con marcos y espejos adquiere un valor simbólico, reclasificando como obras de arte lo que antes era sólo accesorio.
Con Out of Frame, las molduras doradas escapan al dictado de los cuadros para convertirse en esculturas, al igual que los espejos de Sans90Degrés, liberados de la coacción de la planitud para reflejar una realidad más compleja de lo que parece.
Llevados al terreno del arte contemporáneo, sus materiales favoritos son los cómplices de diversiones a mayor escala, como las cornisas que recorren las paredes de un piso, o el techo de hielo que refleja una inmaculada cortina que cae en cascada hasta un suelo pavimentado de espejos, en una instalación acertadamente bautizada como Espejo líquido.
Como un alquimista, Mathias Kiss ha dado rienda suelta a su imaginación, gracias a varias ofertas de carta blanca de instituciones. En el Palacio de Bellas Artes de Lille, creó un espejo de agua que reflejaba el cielo. Su Besoin d’air? es también un homenaje contemporáneo a nuestra herencia clásica. Este ilusionista de talento, no ha terminado de sorprendernos.
Sophie Reyssat