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Las formas libres de la Casa Orgánica 

Si el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright abrió el camino a la arquitectura orgánica -un estilo de construcción que abraza su entorno-, fue el mexicano Javier Senosiain quien la llevó a sus límites con la Casa Orgánica, un manifiesto construido en 1985 en la región de Ciudad de México. 


Arquitecto, Javier Senosiain es sobre todo un investigador que, a lo largo de su carrera, se ha interesado por la relación entre la naturaleza y el espacio vital del Hombre. En ósmosis con la naturaleza, lejos de las percepciones convencionales de la arquitectura, la Casa Orgánica da expresión concreta a las ideas del constructor. Así, el hábitat está en cohesión con la naturaleza circundante. Aquí no hay distorsión del espacio: el edificio se integra en la colina y en las curvas del terreno. Adaptarse al terreno también significa fundirse con él e imitar sus formas y líneas onduladas. Así, el edificio se diseñó sin ángulos agudos, en tonos tierra suaves y acogedores, para comunicarse totalmente con el exterior. Nada parece distinguir el espacio habitable del jardín que sube hasta el techo. 
 
Esta unión entre el hombre y el medio ambiente no podría ser completa sin un edificio que responda a las necesidades primarias del hombre. La cocina, los dormitorios, los baños y la sala de estar están diseñados para encajar en los volúmenes atípicos manteniendo su funcionalidad. Para Javier Senosiain la arquitectura es un medio para crear lugares de bienestar tanto para la naturaleza como para el hombre. A la practicidad del edificio se añade la forma curva como vector de tranquilidad. Nuestra mente se tranquiliza y nos transportamos a nuestro primer hogar, un lugar seguro: el útero. Treinta y siete años después de su finalización, la Casa Orgánica sigue cautivando por su modernidad y su evidente fusión con la naturaleza.
 
www.casaorganica.org
 

Louise Conesa