Tres universos extremos, tres actividades insólitas, tres hoteles de ensueño, para una escapada cerca de la naturaleza.
En Botsuana, recorre el delta del Okavango en barco
El mítico río Okavango se extiende a lo largo de las verdes llanuras, que se inundan en cada temporada de lluvia. Como un espejo de agua, refleja la silueta de los árboles, el cielo y las nubes. Es posible recorrer esta vía fluvial en barco, con total seguridad, en un ambiente de absoluta calma y serenidad: una verdadera experiencia de turismo lento en un entorno majestuoso y preservado, en el corazón de un extraordinario santuario de animales. Aquí, hipopótamos, allí pájaros, más allá elefantes… Una inmersión total en un entorno salvaje.
¿Dónde dormir? En Tuludi, un campamento situado en la reserva privada de Khwai. Siete habitaciones amplias y muy confortables bajo lona unidas por pasillos de madera, piscina, biblioteca, casa en el árbol, terrazas con vistas, etc.
Globo aerostático sobre las dunas de Dubai
El despertador debe sonar temprano, muy temprano por la mañana… ¿El objetivo? Llegar antes del amanecer al desierto, a las puertas de Dubai. El equipo ya está ocupado inflando el globo y enderezando la cesta, lo que es un espectáculo en sí mismo, pero es en cuanto el globo abandona el suelo, que se produce la magia. A medida que se eleva, a medida que sale el sol, los pasajeros toman conciencia de la inmensidad de los espacios naturales, de la gracia de las dunas onduladas, de los matices del color de la arena. La naturaleza en su forma más pura se revela en formato panorámico. El silencio reina, a veces perturbado por el ruido de los quemadores, cultivando la estimulante impresión de estar aislado del mundo.
¿Dónde alojarse? En el ME Dubai, el único proyecto de hotel para el que la arquitecta Zaha Hadid ha diseñado tanto el interior como el exterior. Una obra póstuma, impresionante y única.
Una puesta de sol sobre el desierto de Namibia
La región de Sossusvlei es la quintaesencia del desierto del Namib, el más antiguo del mundo, donde se puede apreciar verdaderamente su gigantismo, su esplendor, su magia tras una estimulante jornada de safari y cuando el sol declina, se puede disfrutar de una luz magnética, casi irreal, que subraya el relieve del paisaje hasta donde alcanza la vista. Cegador al principio, va perdiendo intensidad a medida que pasan los minutos hasta que cae la noche y salen las estrellas… como un hada…
¿Dónde dormir? En Little Kulala, un campamento ecológico totalmente renovado con once villas decoradas con pinturas y obras de arte, un spa y una serie de actividades. Es el único lodge en una reserva natural privada con acceso directo al desierto del Namib.
Celine Baussay