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4 viajes inolvidables

“Viajar le hace a uno modesto. Uno ve mejor el pequeño lugar que ocupa en el mundo”, escribió Flaubert. Algunas actividades inusuales que ofrecen los hoteles de lujo le dan la razón y aquí te presentamos la maravilla de los amplios espacios abiertos y el aroma de la aventura, la promesa de una escapada extraordinaria.

Rwanda, un encuentro con los  primates

Llegar a los traviesos monos y a los impresionantes gorilas del “país de las mil colinas” hay que ganárselo. Hay que madrugar y caminar durante horas en compañía de los guardas forestales del Parque Nacional de Nyungwe, el mayor bosque de montaña del continente africano. Pero al llegar, los esfuerzos se ven recompensados por los encuentros cara a cara con los primates: raros y preciosos momentos de emoción.

¿Dónde alojarse? En One&Only Nyungwe House, un resort de lujo que respeta las tradiciones y los conocimientos locales.

En Marruecos,  una magnífica vista a las estrellas desde el desierto

La magia del Sáhara cobra todo su sentido en medio de las dunas del Erg Chegaga, en el sur de Marruecos. Allí, lejos de todo, puedes sentarte a ver cómo el sol se pone sobre los meandros arenosos y luego, al anochecer, admirar la bóveda celeste y soñar despierto a la luz de las velas.

¿Dónde dormir? En el Desert Camp de Umnya, en un confortable lodge.

Tailandia, un recorrido en la selva usando side-cars

El sidecar de la mítica marca india Royal Enfield, se alquila por hora y te permite explorar el Triángulo de Oro, entre Tailandia, Laos y Birmania, con una estimulante sensación de total libertad y es que este car te lleva a lo largo de las carreteras, pasando por templos sagrados y campos de arroz hasta donde alcanza la vista, a través de frondosos bosques y aldeas pintorescas.

¿Dónde alojarse? En el Anantara Golden Triangle Elephant Camp & Resort, un alojamiento en la selva con burbujas transparentes para poder observar a los elefantes sin molestarlos.

Namibia, una cabalgata entre las dunas

La reserva natural de NambiRand se extiende sin fin, entre tierras áridas, dunas rojizas y oasis verdes. Un escenario que se vuelve aún más grandioso y hechizante cuando se monta a caballo al atardecer hasta la magnética puesta de sol.

¿Dónde alojarse? En el Kwessi Dunes Lodge, con su techo transparente para observar el cielo estrellado.

Céline Baussay