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CHILE, DE VALPARAISO A LAS CUMBRES ANDINAS

Desde Santiago y su vecina, la “Perla del Pacífico”, dirígete al Norte Grande para explorar sus maravillas naturales andinas, desde los parques nacionales fronterizos con Bolivia hasta Atacama.

© Sophie Reyssat
© Sophie Reyssat

A diferencia de otras capitales latinoamericanas fundadas por los conquistadores, Santiago apenas conserva edificios de la época colonial, y la visita al notable Museo de Arte precolombino es imprescindible para apreciar la diversidad de culturas que han ocupado el territorio chileno.

La megalópolis tiene un aire europeo, debido al urbanismo influido por el neoclasicismo francés del siglo XIX.

© Sophie Reyssat

La ciudad, que se divisa desde la cima del Cerro San Cristóbal, cuenta con una cultura de bares de vinos. Nada más salir de la ciudad, descubrirás variedades de uva cultivadas a los pies de los Andes, y continuarás la fiesta en el barrio de Bellavista, con sus fachadas pintadas al fresco. 

Un anticipo de Valparaíso, cuyos barrios altos, rehabilitados poco a poco sin perder su carácter, están adornados con todo tipo de colores.

Como en una búsqueda del tesoro, vamos en busca de sus murales, saltando de colina en colina con sus funiculares centenarios, o tomando escaleras cubiertas de mosaicos, cuya decoración juega con los efectos ópticos.

Dejemos este puerto coreado por aventureros y poetas por el de Arica, donde no dejaremos de rendir homenaje a las momias Chinchoro del valle de Azzapa, que datan de 7000 años antes de nuestra era.

La ciudad es la puerta de entrada a los parques nacionales de la frontera boliviana, marcados por el cono perfecto del volcán Parinacota, que se eleva a 6,350 metros. Reserva de la biosfera, estas tierras salvajes albergan vicuñas y flamencos, que sobrevuelan el salar de Surire. El más grande del país es el de Atacama, también rodeado de volcanes y vigilado por la silueta del Licancabur, apenas 400 metros más bajo que el anterior.

© Sophie Reyssat

A su alrededor se despliegan maravillas geológicas: el Valle de la Luna con sus relieves esculpidos por la erosión milenaria del viento y el agua, la centelleante Cordillera de la Sal creada por el levantamiento tectónico del fondo de un lago desecado, el resplandor del Valle de Marte, o el borboteo de los géiseres de El Tatio… Sólo queda descubrir todo el sur del país, el verano austral será la oportunidad perfecta para hacerlo…

Chile

Sophie Reyssat