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JOAN MITCHELL / Minesota, 1980 / Fundación Louis Vuitton

Reafirmando, una vez más, “su voluntad de anclar su compromiso con la creación contemporánea en una perspectiva histórica”, la Fundación Louis Vuitton ofrece este otoño un flamante diálogo entre el precursor de la abstracción y uno de sus más deslumbrantes representantes: Claude Monet (1840-1826) y Joan Mitchell, que nació en 1925 en Chicago, un año antes de la muerte del maestro impresionista, y murió en 1992 en París.

Una confrontación cara a cara entre los lienzos monumentales del artista americano y las pinturas de la última época de Monet, la de los Nenúfares, considerada como la precursora de la abstracción por los pintores del Expresionismo Abstracto, que dio lugar a un verdadero “Monet Revival” en los Estados Unidos en los años 50. Desde el ardiente Jardín de Giverny (1922-1926) hasta la vorágine azul y naranja de El Gran Valle (1983), desde el inmenso Tríptico del Agapanto -de casi trece metros- hasta el imponente y hechizante Cuarteto II para Betsy Jolas, vemos surgir sus sensaciones en los lienzos y, en el curso de embriagadoras correspondencias visuales, las impresiones fugaces retranscritas por el tacto liberado (liberado del contorno y la forma) del impresionista, se convierten en sentimientos en Joan Mitchell…  

De hecho, aunque los dos artistas se encuentran a casi un siglo de distancia, y aunque el primero está afiliado al impresionismo y el segundo al “impresionismo abstracto” ¹, su enfoque pictórico, pero también su inspiración y su técnica, son muy similares: Es la misma emoción frente al mismo paisaje recompuesto que Monet y Mitchell quieren retratar bajo el asalto de sus pinceles. Esto es lo que muestra muy bien una de las obras de la colección de la Fundación Louis Vuitton que hemos elegido para analizar: un deslumbrante cuadríptico de casi 3 m de altura y más de 6 m de largo, sobriamente titulado Minnesota, pintado en 1980. Una ópera flamígera en la que estallan los naranjas, resuenan los amarillos, suenan los negros y truenan los grises en una explosión salvaje y desordenada de la pincelada…

Aparte de la monumentalidad del formato inmersivo, que recuerda a la serie de grandes paneles encajados para formar el inmenso panorama de los Nenúfares – “un todo interminable, una ola sin horizonte y sin orilla” (Monet, sic)-, hay muchas similitudes con las estrategias de absorción de la mirada implementadas en estas grandes y brillantes superficies: La misma exaltación del color, el mismo lirismo del gesto, la misma manera de aprehender el espacio del lienzo a través del ritmo de los colores, el all-over y el uso de silencios y vacíos (parcelas de lienzo en blanco), la misma dilución del motivo y de los contornos…  Y sobre todo, la misma concepción de la obra de arte como experiencia sensible y meditativa.

Fundación Louis Vuitton

8 Av. du Mahatma Gandhi, 

75016 Paris

https://www.fondationlouisvuitton.fr/fr

Stéphanie Dulout